Cabizbajo: así se marchó al vestuario el elegante centrocampista subcampeón mundial de la Selección Argentina en el hostil ambiente de una Bombonera enardecida
- Domingo 10 de agosto de 2014,
Estadio Alberto José Armando. En el marco de la jornada inaugural de una nueva
edición del tradicional y devaluado certamen de Primera División del Fútbol Argentino, más bien “Torneo de Transición 2014 – Copa Dr. Ramón
Carrillo”, el cuestionado equipo auriazul de Carlos Bianchi salía a la cancha
con la ilusión a cuestas de comenzar de la mejor manera aquella temporada -que
terminaría siendo fatídica para la entidad del gas pimienta- recibiendo al
renovado Newell’s Old Boys de Gustavo Raggio, segundo sucesor leproso de
Gerardo Martino, en una Bombonera que naturalmente evidenció varios sectores
vacíos. De cara a un semestre cargado de compromisos en el que asomaban tres importantes
competiciones por disputar (Campeonato local, Copa Argentina e internacionalmente
la Copa Sudamericana), la dirigencia del CABJ optó por la contratación
de algunos hombres de jerarquía, tal es el caso del delantero Andrés Chávez
procedente de Banfield, con el sencillo y a la vez complejo desafío de
hacerse de un título y obsequiarle una alegría a aquellos que no
celebraba logros propios desde fines de 2008. Sin embargo, la imagen del elenco del ‘Virrey’
no varió en absolutamente nada de lo exhibido en los anteriores cotejos desde iniciado el dos mil catorce, debido al Déjà vu de fallas defensivas y carecimiento de juego e ideas claras para generar peligro
en el área rival que solía aportar el irreemplazable Juan Román Riquelme, hombre que en esos momentos defendía los colores blanco y rojo jugando para Argentinos Juniors; el club de sus amores y el hogar en que prefirió retirarse del fútbol profesional.
¡Dibuje Román, dibuje! En 2014 la leyenda de Boca Juniors abandonó el equipo de Bianchi para retirarse en el club de sus amores con la camiseta que ama: La roja y blanca
Pasajes de cuasi buen manejo de
pelota formulado por el dueño de casa se pudieron apreciar apenas en los primeros
quince minutos de la primera etapa, sin dudas los mejores de Boca Juniors, que con algunos destellos de Fernando Gago, mediocampista
cruelmente silbado e insultado durante y después del cotejo, tuvo las
situaciones más claras para abrir el marcador. De cualquier manera fueron los
rosarinos, aun siendo imprecisos, los que tuvieron las aproximaciones ofensivas más
peligrosas al aprovechar los horrores defensivos de la escuadra adversaria. Cuando
el entretiempo ya era casi un hecho, una mala salida del limitado Hernán Grana le permitió a la visita recuperar el esférico. En ese instante Lucas
Bernardi abrió para el aquel día debutante en Primera División Mauricio Tévez (justo se apellida Tévez, je), joven que sorprendió con un
fuerte disparo de afuera del área que se coló en el palo derecho de Agustín
Orión, quien como de costumbre, reaccionó tarde. Ya en el complemento y hasta el
final de la cita, un Boca ausente de sapiencia se fue desorganizadamente al ataque sin ninguna estrategia colectiva decente de embestir al oponente. Con la guardia baja y estando desprotegido en defensa ante un hipotético contraataque, Boca se fue perdiendo en malos pases, centros
frontales y desbordes sin peligro ante
el repudio constante de su gente que por momentos castigó con insultos,
y de a ratos con un sepulcral silencio indiferente. Por su parte, Newell's,
con el estreno de Gustavo Raggio en el banco de suplentes y el regreso del
delantero goleador y ex militante de la tribuna Riverplatense Ignacio Scocco (todavía sin ritmo de fútbol),
fue práctico, golpeó en un momento clave y logró un feliz retorno a Santa Fé con tres puntos bajo el brazo. Más precisamente bajo la suela del chico Tévez. Boca Juniors, que no perdía
en casa desde el recordado Superclásico Mundial ante River Plate del Torneo Final 2014 –agónica
victoria Millonaria por 2 a 1 con gol de Ramiro Funes Mori sobre el final (Manuel Lanzini
autor del primer tanto para la visita)- en
marzo de ese año, evidenció ser un equipo desdibujado y sin un líder que dentro de la cancha se hiciera del balón y absorbiera/neutralizara la presión de un público castigador para así liberar de responsabilidad directa a sus compañeros. Fue el pitazo final de Federico Beligoy aquel tácito dueño de la verdad que sentenció la derrota por la mínima del Boca de Bianchi en ante
un equipo prácticamente nuevo, que inclusive estrenaba Director Técnico, en condición de local. Esos
mismos jugadores coreados y aplaudidos en la salida al verde césped, fueron los
mismos que de forma espontánea procedieron a una retirada veloz camino al vestuario local debido a
los escupitajos, insultos y reprobaciones diversas de una enardecida parcialidad local, que, a nuestro humilde parecer, cruzó la raya del mal gusto y el desagradecimiento al momento de arrojarle un botellazo al entrenador más importante de toda la historia de la institución e ídolo indiscutido de la misma. El señor Carlos
Bianchi. Son todo lo que no queremos ser.
El primer equipo de Boca Juniors y su entrenador se retiran de su propio estadio protegidos por los escudos de la policía
Véase el hostigamiento del Destructor Nro.12 a sus futbolistas del minuto 15:14 en adelante
Naturalmente el sombrío espectáculo que treinta y cinco mil bosteros le propinaron a Carlos Bianchi y compañía son material más que suficiente para elaborar un explícito y detallado futuro informe de Expediente River. Curiosamente uno de los más -sino el más- resistidos por el público presente fue el refinado volante central subcampeón de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014 y hombre surgido de las divisiones inferiores de Boca, cuyo nombre engalana el título de esta columna. Quizás el dualismo de recibir agraviosa pesar de ser un aceptable producto de la cantera fue lo que más hirió el corazón de Fernando Rubén. Vale destacar que fue uno de los únicos que mostró la cara y dialogó con la prensa amontonada en los pasillos del estadio. Se lo notó dolido, perdido en un palabrerío que no hizo más que dejar en claro la necesidad de lanzar una catarata de declaraciones made in cassette para cumplir con las responsabilidades protocolares de un futbolista. Fue tal que un Gago en calidad de abogado del diablo intentó justificar el mal trato de la parcialidad contra el plantel completo con una frase más que indirecta: “Da bronca perder así. Es un mal comienzo, pero no es nada más que eso, un partido. Es normal que la hinchada nos silbe porque quieren ver al equipo ganar, lo entendemos".
¿Desaparece en partidos transcendentales? Sin lugar a dudas, pero ojo, no sólo él ¿Quejoso? Como él sólo, ¿Medio puto? Un poco sí, y otro poco también. Pero de cualquier manera no se puede negar que aunque suele ser noticia por sus protestas y ademanes, también se destaca por sus grandes actuaciones dentro del campo. A Gago podríamos sugerirle que no piense en las situaciones tristes que le ha tocado atravezar ya que de esa manera no lograría encontrar ánimo de vivir la vida, si que piense en los momentos felices de la misma, de esa manera recordará que vale la pena vivirla y su alegría se multiplicaría día a día. Pero aquello es tan solo una utopía debido a que este pobre ser humano sufrió la eliminación de la Copa TOTAL Sudamericana 2014 y la Copa Libertadores de América 2015 ante el actual campeón continental, una en el Estadio Monumental y otra en la Bombonera, una con la posterior consagración de River Plate en la final y en la otra también, y ambas en tan sólo seis meses. Y a pesar de todos esos atenuantes la hinchada le dio la espalda a él y a sus compañeros. Los bosteros son así.
¿Desaparece en partidos transcendentales? Sin lugar a dudas, pero ojo, no sólo él ¿Quejoso? Como él sólo, ¿Medio puto? Un poco sí, y otro poco también. Pero de cualquier manera no se puede negar que aunque suele ser noticia por sus protestas y ademanes, también se destaca por sus grandes actuaciones dentro del campo. A Gago podríamos sugerirle que no piense en las situaciones tristes que le ha tocado atravezar ya que de esa manera no lograría encontrar ánimo de vivir la vida, si que piense en los momentos felices de la misma, de esa manera recordará que vale la pena vivirla y su alegría se multiplicaría día a día. Pero aquello es tan solo una utopía debido a que este pobre ser humano sufrió la eliminación de la Copa TOTAL Sudamericana 2014 y la Copa Libertadores de América 2015 ante el actual campeón continental, una en el Estadio Monumental y otra en la Bombonera, una con la posterior consagración de River Plate en la final y en la otra también, y ambas en tan sólo seis meses. Y a pesar de todos esos atenuantes la hinchada le dio la espalda a él y a sus compañeros. Los bosteros son así.
Declaración de Fernando Gago tras la derrota de Boca Juniors ante Newell's Old Boys correspondiente al 10 de agosto de 2014
Muchachos, cuando vuelven?
ResponderEliminarEn dos semanas como máximo se sube un nuevo informe al blog, de alguna manera intentado volver a tener constancia en cuanto a la publicación de contenido. De cualquier manera es menester destacar que seguimos trabajando por y para la causa a pesar de no publicar material de manera semanal como antes. Saludos y que viva el glorioso River Plate!
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